Quién en su niñez no miró a lo alto y quedó prendado de aquellos extraños patrones brillantes dispersos en el cielo nocturno, quién no se cuestionó alguna vez el origen de los colores en el arcoiris, el perfume de las flores o el regocijo de la música, o aquel que por cada animal, cada árbol o cada cosa desconocida necesitó darle un nombre y lógica dentro de este mundo que empezaba a descubrir.
La curiosidad parece ser algo tan intrínseco del ser humano que se nos pierde dentro de la cotidianeidad, olvidando la simple felicidad de aprender algo nuevo cada día. La curiosidad evolucionó naturalmente hacia un pensamiento crítico, hacia un cuestionamiento inagotable de nuestro entorno y en el proceso atravesó la frontera de las percepciones humanas hacia el mundo de la tecnología. Vivimos inmersos en este mundo moderno, olvidando que gracias al desarrollo de esta curiosidad logramos salvar vidas, nos comunicamos instantáneamente a través de largas distancias y comprendemos de mejor forma nuestro lugar en el universo.
Formalmente, existe un estilo de ciencia al que se le llama «ciencia motivada por curiosidad». Esta es la ciencia que nos resulta más natural, puesto que la curiosidad es lo que nos llevó a ella. Investigar, abrir el mundo, conocer cosas nuevas. Sin embargo, es la ciencia que menos se toma en consideración en Chile. Esta ciencia es la que arrojó las conclusiones que protagonizan este libro.
En El soliloquio de los genes, encontrarás dudas, curiosidades, respuestas y si te lo permites, muchas más dudas. Este libro busca abrir ideas nuevas, proponer miradas más sencillas de la biología y acercar conceptos importantes a nuestra vida.
Te invito a un viaje de redescubrimiento de algo fundamentalmente humano, único e inigualable, un viaje al origen de lo que somos y cómo somos, realizado a través de generaciones por multitud de mentes curiosas. Curiosas como tú, que acabas de abrir estas páginas.
Sofía Gallego
PhD Astrofísica
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